Coches solares autónomos un proyecto a largo plazo
Reseado el 11/12/19 por prospectiva
Pensar en un auto impulsado por el sol es admirable, varias empresas y startups de nueva creación lo tienen claro, es un buen negocio de nicho. Sin embargo parece poco realizable en la medida que el astro rey es incapaz de darnos toda la energía que necesitamos en una superficie tan reducida. En cualquier caso estamos muy lejos de poder disfrutar de un coche con energía natural sin conductor.
Los coches equipados con paneles fotovoltaicos no son algo nuevo. De hecho, en el caso del Toyota Prius híbrido enchufable, es algo disponible desde 2010 en lo que fue el primer intento de llevar la tecnología solar al sector de la automoción. No obstante, aquel panel solar no servía para cargar la batería de tracción, sino que sus 56 W de potencia se utilizaron para refrigerar el habitáculo cuando el coche quedó estacionado al sol.
En los últimos años esta idea se volvió más popular y varias marcas presentaron sus trabajos sobre el uso de la energía solar en vehículos. Es el caso de Lightyear One o el mediático Sono Sion, que promete hasta 34 kilómetros diarios “gratis” gracias a la luz del sol.
Incluso la propia Toyota se atrevió con un nuevo prototipo del Toyota Prius, esta vez algo más ambicioso con 860 W de paneles solares y prometiendo recuperar un máximo de 44,5 kilómetros de autonomía diarios en el optimista ciclo de homologación japonés. A pesar de las promesas, en aplicación real es muy poco probable que los paneles solares proporcionen más energía de la necesaria para recorrer distancias cortas en días soleados.
En el reto de desarrollar un coche solar autónomo, contamos principalmente con dos limitaciones técnicas: la superficie disponible y la eficiencia de las células fotovoltaicas: La superficie en un coche es limitada y no puede aumentar además, están llenos de formas irregulares y tienen zonas con cristales, lo que limita e espacio para la instalación de las células solares.
Por otro lado, las células fotovoltaicas del prototipo del Toyota Prius declaran una eficiencia del 34%, una cifra muy superior pero que corresponde a células de tecnología de triple unión, más caras e innovadoras que las habituales en la industria, las de silicio cristalino.
En cualquiera de los casos, estas cifras de eficiencia prácticamente solo se consiguen en unas condiciones de laboratorio concretas y bastante optimistas (1000 W/m2 de irradiancia, una masa de aire de 1.5 y 25°C de temperatura).
Para demostrar que no es posible (con la tecnología actual) fabricar un coche autónomo que se pueda mover de forma auto alimentada exclusivamente con la luz del sol, vamos a hacer unas cuentas simples y muy favorables para el coche.
En el mejor de los casos, y teniendo en cuenta una radiación de condiciones de laboratorio, el coche será capaz de generar una potencia pico de 10,54 kW, lo que se traduce en 14,34 CV. Y para mover con soltura y seguridad un coche sabemos que hacen falta bastantes más. Raro es que un utilitario básico no tenga como mínimo unos 60 CV.
Pero es que además estamos hablando de un caso utópico que nunca se dará, ya que la superficie cubierta de células solares debería orientarse hacia todos los puntos cardinales, algo que no ocurre, por lo tanto, en ningún momento podría recibir radiación solar directa en todas sus caras.
Eso, sumado a lo aleatorio que es el recorrido de un coche, hace que la potencia generada en cada momento sea especialmente variable y siempre significativamente inferior a la declarada.
Y todo ello sin tener en cuenta otros factores como las sombras inevitables en el día a día, la suciedad impregnada en la carrocería, las pérdidas en el sistema eléctrico del propio vehículo, el consumo de los sistemas auxiliares y climatización. Aún cubriendo el coche completamente con células solares, no conseguiremos potencia suficiente para movernos libremente, por lo tanto antes de lograr un auto impulsado por energía solar veremos pasar mucha agua bajo el puente. La madre naturaleza no tiene límites el hombre sí.
Fuente: Urgente 24.com