La innovación social, ¿qué trabajo van a encontrar los jóvenes?
Reseado el 02/11/18 por prospectiva
Damián Wachowicz para La Nación- Domingo 8 de Julio de 2018
Entre un 25 y 50% de las tareas realizadas hoy por un humano tienen el potencial de ser automatizadas.
Entre un 25 y 50% de las tareas realizadas hoy por un humano tienen el potencial de ser automatizadas.
La incertidumbre del futuro está potenciada por las tecnologías emergentes. Inteligencia artificial, machine learning, automatización, computación cuántica, blockchain… son conceptos que están empezando a encontrar en forma exponencial su funcionalidad aplicada, reemplazando en varios casos el trabajo de una persona.
Entre un 25 y un 50% de las tareas realizadas hoy por un humano tienen potencial de ser automatizadas de hecho ya hay una fuerte transformación en algunos sectores sin embargo, como en otras revoluciones, no encontramos con una creación neta del empleo.
Pero…¿qué habilidades serán necesarias para esos nuevos trabajo? Aquí se abren debates extremadamente complejos sobre cómo debería ser la educación primaria y secundaria. La educación para el futuro tanto en la juventud como en el trabajo debe ser un proceso continuo durante toda nuestra vida.
El mundo del trabajo está encontrando nuevas formas de organizarse, emprendedores innovadores o freelancers que buscan independencia están dando lugar a nuevas formas de trabajo (trabajos “no estándar”o “diversos”). Lo cierto es que por elección o por fuerza están surgiendo diversas formas de trabajar que dejan atrás regulaciones pretéricas y los gobiernos tardan en reaccionar.
No hay futuro del trabajo sin innovación social. Será necesaria para poder encontrar nuevas y mejores formas de organización sustentable para trabajadores, empresas y gobierno. Pero el mundo en general y los países emergentes en particular aún tienen cuentas pendientes con el mundo laboral. En América Latina un 48% de los trabajadores aún no es parte de aquel futuro, ya que se encuentra en condición de informalidad. Ni los jóvenes, que representan el 40% del desempleo total de la miasma región, ni las mujeres que aún sufren desigualdades salariales son parte de ese futuro.
La informalidad, la inclusión laboral y el desempleo juvenil deben ser prioridad de agenda en los países emergentes como la Argentina, pero el trabajo para resolverlos requiere la participación de todos los actores sociales.
Entre un 25 y un 50% de las tareas realizadas hoy por un humano tienen potencial de ser automatizadas de hecho ya hay una fuerte transformación en algunos sectores sin embargo, como en otras revoluciones, no encontramos con una creación neta del empleo.
Pero…¿qué habilidades serán necesarias para esos nuevos trabajo? Aquí se abren debates extremadamente complejos sobre cómo debería ser la educación primaria y secundaria. La educación para el futuro tanto en la juventud como en el trabajo debe ser un proceso continuo durante toda nuestra vida.
El mundo del trabajo está encontrando nuevas formas de organizarse, emprendedores innovadores o freelancers que buscan independencia están dando lugar a nuevas formas de trabajo (trabajos “no estándar”o “diversos”). Lo cierto es que por elección o por fuerza están surgiendo diversas formas de trabajar que dejan atrás regulaciones pretéricas y los gobiernos tardan en reaccionar.
No hay futuro del trabajo sin innovación social. Será necesaria para poder encontrar nuevas y mejores formas de organización sustentable para trabajadores, empresas y gobierno. Pero el mundo en general y los países emergentes en particular aún tienen cuentas pendientes con el mundo laboral. En América Latina un 48% de los trabajadores aún no es parte de aquel futuro, ya que se encuentra en condición de informalidad. Ni los jóvenes, que representan el 40% del desempleo total de la miasma región, ni las mujeres que aún sufren desigualdades salariales son parte de ese futuro.
La informalidad, la inclusión laboral y el desempleo juvenil deben ser prioridad de agenda en los países emergentes como la Argentina, pero el trabajo para resolverlos requiere la participación de todos los actores sociales.