IDENTIFICAN GEN ESENCIAL QUE FORTALECE EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Reseñado el 10/07/18 por prospectiva
Por revista CONSENSO EN SALUD, Miércoles 4 de Julio de 2018- Colaboración de Horacio O’donnell
La Organización de Investigación CientÃfica e Industrial de la Commonwealth en Australia identificó un nuevo gen que tiene un papel crÃtico en la regulación de la respuesta del cuerpo a la infección y la enfermedad.
La Organización de Investigación CientÃfica e Industrial de la Commonwealth en Australia identificó un nuevo gen que tiene un papel crÃtico en la regulación de la respuesta del cuerpo a la infección y la enfermedad.
(La Jornada) La Organización de Investigación CientÃfica e Industrial de la Commonwealth en Australia (CSIRO, por sus siglas en inglés) identificó un nuevo gen que tiene un papel crÃtico en la regulación de la respuesta del cuerpo a la infección y la enfermedad, se reveló el lunes.
El gen ha existido 500 millones de años, pero, explicó Cameron Stewart, investigador de la CSIRO, su identificación podrÃa conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para una “variedad de enfermedades que incluyen cáncer, diabetes y trastornos inflamatorios como la artritis reumatoide.
Nuestro sistema inmunológico produce proteÃnas llamadas citocinas que lo ayudan a fortalecerse y funcionan para evitar que los virus, asà como otros patógenos, se reproduzcan y causen enfermedades, señaló Stewart en un comunicado.
El gen, llamado C6orf106 o C6, regula este proceso desactivando la producción de ciertas citocinas para evitar que nuestra respuesta inmune se salga de control.
Rebecca Ambrose, parte del equipo de CSIRO que descubrió el gen, precisó: “TodavÃa hay miles de genes de los que sabemos muy poco.
Es emocionante considerar que el C6 ha existido por más de 500 millones de años, preservado y transmitido de organismos simples a humanos, pero sólo ahora tenemos una idea de su importancia.
Los investigadores solicitan la ayuda de la comunidad para nombrar el gen.
Especie de yeso
Por otro lado, un equipo internacional liderado por cientÃficos de la Universidad de Leed, del Reino Unido, y financiado por la Fundación Británica del Corazón, identificó la forma en que la naturaleza crea su propio yeso para evitar que las bacterias y otros microorganismos penetren en heridas abiertas. Hallaron que se forma una pelÃcula de proteÃna rápidamente sobre una lesión como parte del proceso de coagulación natural, que protege al menos 12 horas.
Creen que esta biopelÃcula da tiempo al sistema inmunológico para ordenar sus defensas y hacer frente a cualquier infección.
Los investigadores también observaron que las sustancias a base de aceite interrumpieron el proceso y advirtieron que tratar las heridas en la piel con vaselina, técnica utilizada en algunos deportes de contacto y después de una cirugÃa menor, puede aumentar el riesgo de infección.
El estudio, cuyas conclusiones se publican en Journal of Clinical Investigation, cambia la comprensión cientÃfica del mecanismo de coagulación de la sangre, proceso vital para prevenir la pérdida de sangre potencialmente mortal después de una lesión. En ese sitio las plaquetas y los glóbulos rojos se agrupan para taponar una hemorragia.
Mediante el uso de poderosas técnicas de imagen, descubrieron que las fibras de fibrina eran palancas de cambio de la naturaleza, reorganizando su estructura de una red fibrosa a una pelÃcula en forma de lámina en el punto donde el coágulo entra en contacto con el aire, en la apertura de la herida.
Vistos a través de un microscopio electrónico, los coágulos parecen estar conectados entre sà por fibras parecidas a un espagueti de una proteÃna llamada fibrina. Durante décadas, los cientÃficos se han sentido desconcertados acerca de la estructura precisa de ellas porque parecÃan interminables y se enroscaban en las plaquetas y los glóbulos rojos.
El estudio reveló que las fibras se transformaron en una pelÃcula que tenÃa propiedades de transpirabilidad, permitiendo que el aire llegara a la herida a través de poros tan pequeños para impedir el paso de bacterias y algunos virus.
El gen ha existido 500 millones de años, pero, explicó Cameron Stewart, investigador de la CSIRO, su identificación podrÃa conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para una “variedad de enfermedades que incluyen cáncer, diabetes y trastornos inflamatorios como la artritis reumatoide.
Nuestro sistema inmunológico produce proteÃnas llamadas citocinas que lo ayudan a fortalecerse y funcionan para evitar que los virus, asà como otros patógenos, se reproduzcan y causen enfermedades, señaló Stewart en un comunicado.
El gen, llamado C6orf106 o C6, regula este proceso desactivando la producción de ciertas citocinas para evitar que nuestra respuesta inmune se salga de control.
Rebecca Ambrose, parte del equipo de CSIRO que descubrió el gen, precisó: “TodavÃa hay miles de genes de los que sabemos muy poco.
Es emocionante considerar que el C6 ha existido por más de 500 millones de años, preservado y transmitido de organismos simples a humanos, pero sólo ahora tenemos una idea de su importancia.
Los investigadores solicitan la ayuda de la comunidad para nombrar el gen.
Especie de yeso
Por otro lado, un equipo internacional liderado por cientÃficos de la Universidad de Leed, del Reino Unido, y financiado por la Fundación Británica del Corazón, identificó la forma en que la naturaleza crea su propio yeso para evitar que las bacterias y otros microorganismos penetren en heridas abiertas. Hallaron que se forma una pelÃcula de proteÃna rápidamente sobre una lesión como parte del proceso de coagulación natural, que protege al menos 12 horas.
Creen que esta biopelÃcula da tiempo al sistema inmunológico para ordenar sus defensas y hacer frente a cualquier infección.
Los investigadores también observaron que las sustancias a base de aceite interrumpieron el proceso y advirtieron que tratar las heridas en la piel con vaselina, técnica utilizada en algunos deportes de contacto y después de una cirugÃa menor, puede aumentar el riesgo de infección.
El estudio, cuyas conclusiones se publican en Journal of Clinical Investigation, cambia la comprensión cientÃfica del mecanismo de coagulación de la sangre, proceso vital para prevenir la pérdida de sangre potencialmente mortal después de una lesión. En ese sitio las plaquetas y los glóbulos rojos se agrupan para taponar una hemorragia.
Mediante el uso de poderosas técnicas de imagen, descubrieron que las fibras de fibrina eran palancas de cambio de la naturaleza, reorganizando su estructura de una red fibrosa a una pelÃcula en forma de lámina en el punto donde el coágulo entra en contacto con el aire, en la apertura de la herida.
Vistos a través de un microscopio electrónico, los coágulos parecen estar conectados entre sà por fibras parecidas a un espagueti de una proteÃna llamada fibrina. Durante décadas, los cientÃficos se han sentido desconcertados acerca de la estructura precisa de ellas porque parecÃan interminables y se enroscaban en las plaquetas y los glóbulos rojos.
El estudio reveló que las fibras se transformaron en una pelÃcula que tenÃa propiedades de transpirabilidad, permitiendo que el aire llegara a la herida a través de poros tan pequeños para impedir el paso de bacterias y algunos virus.