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EL FUTURO DEL DINERO: BITCOIN, LA MONEDA VIRTUAL EMPIEZA A CONVERTIRSE EN REFUGIO DE ESPECULADORES
Reseado el 19/04/13 por prospectiva
El bitcoin empezó a cotizar hace cinco años. / Rick Bowmer (AP)

El miércoles la cotización se despeñó de unos astronómicos 266 dólares a los 105. No era el oro, ni el barril de petróleo, ni el euro. Era el bitcoin, una moneda virtual que empezó a cotizar hace cinco años a un par de dólares y que en las últimas semanas vive una locura coincidiendo, en parte, con el inicio de la crisis chipriota.

“No hemos sido víctimas de ningún ataque malicioso. Hemos sido víctimas de nuestro propio éxito”. Así de contentos explicaban en Mt. Gox, la montaña rusa que les colapsó el miércoles. “La gente comenzó a entrar en pánico y empezaron a vender en masa bitcoins, provocando un aumento del comercio que congeló nuestros servidores”. Los bitcoins circulantes por Internet llegaron a valer 3.000 millones de dólares.

La empresa Mt. Gox, con sede en Tokio, realiza el 80% de las transacciones de esa moneda virtual. Las cuentas abiertas en la casa de intercambio han pasado de las 60.000 en el mes de marzo a las 75.000 en los primeros días de abril. Cada día se crean 20.000 más, según la firma
El bitcoin fue creado en 2009 por Satoshi Nakamoto, del que no se sabe si es persona o grupo y del que, en cualquier caso, no queda rastro. Su objetivo era inventar un sistema monetario descentralizado, anónimo y seguro, independiente de Gobiernos, bancos o empresas de procesamiento de pagos; una moneda cifrada y con el sistema de circulación P2P (como la que se emplea para el intercambio de archivos musicales o películas) desarrollada colectivamente.

Antes de desaparecer, Nakamoto dejó trazado todo el sistema monetario: creación periódica de moneda hasta los 21 millones de bitcoins en el año 2140 (actualmente hay 11 millones), con recompensas a los miners o informáticos que validan (50 bitcoins hasta el año pasado, 25 ahora) las transacciones con complicadísimas operaciones matemáticas en miles de ordenadores y que impiden que un mismo bitcoin sea utilizado en más de una operación.

La moneda no se toca. No es más que un código criptográfico que los usuarios se intercambian como moneda de pago. Cada propietario posee uno o varios monederos electrónicos, y cada cual con una clave pública que se da para recibir pagos y una clave privada y secreta que se usa para efectuar pagos.

Un sistema pensado para que nadie, ni siquiera Nakamoto, pueda ser el dueño o el administrador de la moneda y que manipule su valor a su conveniencia y a costa del poseedor de la misma.

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Ver nota La red antisocial de los bitcoins
Paul Krugman
( http://economia.elpais.com/autor/paul_krugman/a/)

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