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La belleza (artificial) del ajedrez
Reseñado el 11/02/19 por prospectiva
La Nación domingo 27 de febrero - por Pablo Mira
La inteligencia artificial se mete con el bien humano más preciado, que es precisamente la inteligencia, aquello que presuntamente nos distingue y nos hace humanos. La tecnología moderna no está usurpando cada vez más aquellas cualidades que creíamos propias.
Lo que sucede en el ajedrez es una prueba y una parábola de un futuro posible.
En 1997 Gary Kasparov perdió por primera vez ante Deep Blue, una bestia computacional que procesaba 200 millones de jugadas por segundo, fue el inevitable triunfo de los fríos algoritmos por sobre el talento humano.
Pero Deep Blue tenía poco de inteligencia artificial. Deepmind, empresa relacionada a Google, desarrolló el programa Alpha Zero al cual se le proporcionaron las reglas básicas del ajedrez y se le puso a jugar contra sí mismo para aprender la lógica del juego. El programa se transformó en el mejor jugador de la historia tras entrenar durante 24 horas. Claro que durante ese lapso el programa jugó 44 millones de partidas.
Recientemente, AlphaZero jugó 1000 partidas contra la sucesora de DeepBlue y campeona mundial más poderosa de la historia, Stockfish 9.
Pese a ser un algoritmo, Alpha Zero destila lo que los maestros consideran belleza ajedrecística, combinada con la solidez y consistencia necesaria para no falla.
Pese a cuidarse y no tirar más lujos, el sapiens ya no puede competir contra estos monstros.
¿Qué queda del ajedrez para los mortales?
El acceso a entrenar con programas como AlphaZero podría revolucionar las estrategias.
Otra razón para que los humanos sigan buscando jaques mates son los presuntos beneficios intelectuales del juego.
El ajedrez sigue siendo uno de los juegos más entretenidos y desafiantes que se haya inventado.

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